Dado que 50 sombras de Grey está hasta
en la sopa, como lectora del primer libro de la trilogía, he
decidido exponer mi opinión al respecto.
Dejo claro, lo primero, que no pienso
criticar su calidad literaria. A mí me pareció entretenido, que es
más de lo que se puede decir de muchos libros.
Lo que me parece indignante de la
novela, es el machismo soterrado bajo la fachada de “sexo novedoso”
escondiendo un trasfondo tan chungo.
El problema principal no es el
sadomasoquismo, que advierto dejo a un lado, en parte porque es lo
más light que te puedas echar a la cara, y porque lo sumisa que eres
en la cama no tiene por qué reflejarse en tu vida diaria.
Mi argumento no se basa, pues, en una
postura en contra de esta práctica sexual que respeto completamente;
lo que me parece horrible es, que sea un folletín de la dominación
masculina disimulada.
Mujeres del mundo: no os quedéis en la
superficie. No os creáis al narrador que echa flores sobre la
inteligencia de la protagonista. No os quedéis en los comentarios
“cultos” acerca de literatura inglesa.
Analizad lo que dice, lo que hace. Ella
y Christian Grey, por supuesto.
En la vida real, ¿creéis que es
“caballeroso” ser un controlador obsesivo? Porque a mí,
sinceramente, me parece que este muchacho está cerca de considerarse
un psicópata.
Este libro te vende que el chico es un
caballero. Te vende que ella es una mujer culta con personalidad. Y
os digo, y una mierda. Pasemos de las frases descriptivas del
libro, analicemos los personajes. ¿Inteligente? Pedante diría yo,
más bien. Diálogos en los que alguien suelta repentinamente el
nombre de un libro, o una pieza de música clásica. Super natural
todo, vamos.
No nos quedemos en la superficie. Los
personajes no están construidos, están DESCRITOS. No te das cuenta
de que Anastasia Steele es inteligente. Cuando acabas el libro te das
cuenta de que es retrasada, y de que cada vez que suelta una “frase
desafiante” dejando a cuadros a Grey, no hace más que eso. Ya
está. No le desafía con sus actos. No le dice que deje de controlar
dónde está. No le dice que no le compre cosas. ¡Está encantada de
la vida! Se pasan el tiempo diciendo que la Srta Steele es
inteligente, guapa, con una personalidad que te cagas. Pero la
realidad es que es un personaje que denigra la palabra mujer. Y paso
de mencionar el final del libro por si alguien se atreve a leerlo.
Un gran
estereotipo de fantasía machista de dominación fácil y socarrona.1
Primero tenemos el asunto de la
protagonista virgen. ¡Más fantasía masculina que eso es
imposible! El gran sueño masculino de la iniciación de la mujer
inocente y pura. Genial, bravo. Y la pobrecita tiene que aguantar
los abusos físicos y psicológicos del poderoso Christian con el
único objetivo de comprenderle y ayudarle con sus traumas (su madre
le apagaba cigarrillos en la piel cuando era pequeño, pobrecito, hay
que entenderle… ) ¿Vemos por aquí algo parecido a una
justificación de la violencia machista? Yo lo veo… No sé
vosotros.
Creo que lo que me decepciona no es tanto la
representación pobre del BDSM, sino ver una historia mas de “hombre
domina a mujer pero ella es una perra que disfruta”. Y
además pasa como bueno porque lo ha escrito una mujer, ¡ufff!
Totalmente de acuerdo con Erika Lust, sobre todo
en el tema de que ella es una perra. Porque lo peor de todo, es que
encima se genera con su lectura el pensamiento de “oh, qué voy a
ahcer si me gustan los chicos malos”. Si se os ha pasado por la
cabeza, no os engañéis. No es vuestra cupa, ni de lejos, que en
algún momento de vuestras vidas os hayáis enamorado de un
cabronazo, le puede pasar a cualquiera, y el único culpable es el
amor que te ciega, y hace que te olvides de ti mismo.
Desterrad estos pensamientos, porque si los tenéis sólo significa
que os queréis poco a vosotras mismas, y este libro es un panfleto
de ABAJO LA AUTOESTIMA.
PS: Realmente, lo que me enerva es que
se le de tanto bombo al librito. No nos dejemos manipular, no es un
libro liberal, no es una novela erótica de la leche. Es
Crepúsculo con BDSM. Dejemos
espacio a la reflexión acerca de lo fácil que es manipularnos, y
todo para preservar un modelo heteronormativo, de dominación
masculina.