miércoles, 30 de junio de 2010

Recuperando información de nuestra querida Carrie:

Dicen que todos tenemos dos partes en nuestro cerebro: una racional y otra más sentimental, y que los hombres, por supuesto, usan más la racional que nosotras. Pero en estos momentos me debato entre las dos partes; el sexo y el amor, cómo no, tienen mucho que ver con este comedero de cabeza.

He aquí la cuestión: me dejo enredar en una relación que en principio solo era sexo; la cual tenía un pasado muy negro y lleno de desconfianza. Pero me tiro a la piscina. Porque, la verdad, en frío no podía olvidarle y quería estar con él; pero mis sentimientos de frustración y un cabreo monumental me nublan el juicio. Así que me digo: pues sexo durante un tiempo y luego me piro y le dejo con el culo al aire . Pero lo que realmente pasa es que me gustaba desde el principio y nunca veía el momento de dejarle, como ya he descrito antes.

Aún a sí él es muy dulce, no es nada aburrido (ya que constantemente me mete mucha caña) y el sexo, que en principio era un caos, es realmente bueno; como nunca antes.

Pero me falta algo. Me he quedado estancada, en punto intermedio. Lo que de verdad quiero es una relación. Estoy harta de esconderme, escaparme, mentir... reconozco que tiene su morbo, pero por otro lado me mata.

Y otro pero: si es lo que quiero, ¿por qué no soy capaz de dar el paso? ¿Es que realmente él no es el adecuado y mi parte racional lo desecha descaradamente, aunque mis sentimientos no me permiten alejarme? Y he de decir que el sexo me tiene enganchada, ¿qué puedo hacer ?


B.




¿Pensando en Miranda?

Se sentía atraída por él. Pero no dejaba de perseguirla la sensación de que era algo generado por ella misma. Ansiaba sentir esa química que tantas veces se imaginaba, tumbada en su cama, repitiendo una y otra vez las escenas en su cabeza; variándolas hasta conseguir la escena perfecta; la escena perfecta que nunca ocurriría.
A ella no le costaba acostarse con un hombre; muchos la habían conquistado con palabras, despertando esa magia de una noche, que al día siguiente te hace levantarte despejada, tras haber pasado un buen rato.
Pero no podía acercarse a él. ¿Qué se lo impedía? Cierta desgana, aunque la atracción era clara. Pero ella ondeaba en un mar de sentimientos. Ahora me atrae tanto, ahora no sería capaz de hablar con él. ¿Qué era realmente lo que la hacía sentirse así?
Quizá fueran fantasías, pero creía que él no la iba a decepcionar en el sexo. Sí, realmente se sentía culpable por obsesionarse. ¿Obsesión? Esa palabra siempre le rondaba la cabeza,pero no era capaz de aclarar si era su sentimiento de inferioridad el que la llevaba a calificarse así.
¿De qué tenía miedo, pues? Constantemente le decían lo bonita que era; fue la primera de su promoción; tenía un puesto importante en una empresa. Tenía dinero; compraba ropa cara que le sentaba bien. En definitiva, era una mujer del siglo XXI: atractiva, inteligente e independiente.
Entonces, ¿porqué ese cúmulo de sentimientos? ¿Cómo era posible que mujeres mucho más mediocres que ella tuviesen muchos menos quebraderos de cabeza en algo tan superficial como el sexo?
Ah, quizás sí que fuese realmente una obsesión, entonces. O quizá es que no fuese tan superficial.
¿Quién sabe? Anoche se acostó con un tipo muy divertido, y se lo pasaron muy bien en su casa...pero hoy,sigue pensando en él.




viernes, 18 de junio de 2010

Borrador

Es curioso el tema del sexo en general. Nos bombardean por todos lados, presionan a nuestra sexualidad a asomar cuanto antes. La publicidad usa nuestros instintos para llamar nuestra atención, y con ello consigue también desarrollar cierta obsesión adolescente.

Mi frase favorita cuando surge alguna charla sobre el sexo es "los jóvenes cada vez empiezan antes". Es una frase que se dice en todas las generaciones posibles: la dice mi abuela, la dice mi madre y la puedo decir yo. Sin embargo, a pesar de que el bombardeo sexual es mayor en nuestra generación, habría que analizar su influencia directa en las experiencias sexuales de ahora. Creo que mi abuela y mi madre sufrieron de la censura y la represión, y ello afectó a su sexualidad, al igual que ahora nos afecta el extremo contrario.

¿Qué es peor: cerrar las puertas del sexo o abrirlas del todo?

El hecho de comenzar a tener sexo a una edad u otra no es el problema, sino el hecho de que la vida sexual de esa persona se desarrolle de forma normal. Por supuesto, influyen múltiples factores, no sólo es cuestión de edad. Una persona puede no tener una vida sexual normal precisamente por empezar tarde, por haber sido reprimida hasta entonces. Lo mismo que alguien se puede sentir "obligado" a iniciarse sexualmente joven y luego traumatizarse precisamente por este hecho.

Volviendo al tema, ¿puede que la publicidad este generando prisa por tener sexo? ¿Es normal que abras cualquier revista y los anuncios tengan cierto contenido erótico (hablando en general)?

Estoy sonando como una abuela, así que lo diré de otro modo: si el sexo tiene que ser algo natural, que surge cuando tiene que surgir, ¿el bombardeo de imágenes que sufrimos no afectará a esta naturalidad, forzando ese nacimiento?